“Guarda el juguete, no abras la bolsa, más allá vas a jugar”. Es la sugerencia en tono de amonestación que no llegó a los oídos del pequeño Juan, porque el niño no pudo aguantar las ganas.
Rompió el plástico, sacó el carro brillante y empezó su momento imaginario.
Metros más allá...
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